Programa en Planificación y Evaluación de las Políticas Públicas. Área de CCPP y Admón - UA

Elena Llorca Asensi. Socióloga en el sector TIC y profesora en la Universidad de Alicante. Master en Comunicación Digital. Experta Universitaria en Liderazgo Político.



ellorca@yahoo.com

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Esta reflexión pretende relacionar la actitud del directivo o responsable público con los resultados que obtendrá, diferenciando entre una actitud proactiva o reactiva, y unos resultados eficaces o eficientes (entendiendo la eficacia como la efectiva solución de un problema, y la eficiencia con la solución adecuada y ,además, al menor coste posible).

Para empezar, vemos que el directivo público es el profesional que se sitúa en la zona superior del organigrama en las organizaciones administrativas, y que ocupa el espacio existente entre los altos cargos de naturaleza política (reclutados por vía de elección o confianza política) y los funcionarios públicos (que acceden por vía de oposición) [1].

En su artículo “El Directivo público”[2], el Catedrático de Ciencia Política y de la Administración Canales Aliende enumera lo que podrían ser las tareas del directivo público:

“a) el asesoramiento y apoyo a la clase política en la toma de decisiones y en la determinación de las políticas públicas; b) la planificación estratégica y la asignación de recursos y medios para la ejecución de las anteriores; c) la identificación con los objetivos globales y sectoriales de la organización en la que desempeñan su tares; d) la capacidad y posibilidad de toma de decisiones responsables; e) la capacidad de escucha; f) la orientación hacia los resultados, aplicando los principios de eficacia y de eficiencia; g) la capacidad de innovación; h) la capacidad de integración y de dirección en equipo de las personas; i) la capacidad de comunicación interna y externa, etc. “

El profesor Canales subraya, de entre las anteriores, las que considera “áreas prioritarias” en la actuación de un directivo público y que son concretamente: a) la planificación y la formulación de estrategias; b) la asignación de recursos; c) la dirección de equipos humanos; d) la negociación y la solución de conflictos.

Ahora bien, ¿es posible cumplir eficientemente con las tareas enumeradas en los párrafos anteriores, cuando se tiene una actitud reactiva y no proactiva o estratégica? La respuesta es no. Las conductas que se derivan de una actitud reactiva no permiten la innovación, la planificación estratégica, la adecuada asignación de recursos y dificultan la motivación de equipos, por cuanto un equipo para verse motivado debe ver en su líder capacidad de guiarles a un objetivo común, algo difícil si el líder guarda una actitud reactiva o incluso pasiva.

Es necesario en este punto, siguiendo las reflexiones de catedrático de Sicología Social Antonio Ares, profundizar en los conceptos de proactividad y reactividad, introduciendo además un tercero: el de pasividad[3]. Así, entendemos por conducta proactiva la que se anticipa a un suceso con el fin de evitar unas consecuencias indeseadas, además de ser capaz de prevenir riesgos y vislumbrar oportunidades. Esta actitud lleva implícita una responsabilización hacia el contexto que nos rodea, sea personal o profesional. La conducta reactiva, por su parte, “responde a contingencias”: actuamos cuando se nos ha presentado un problema que no podíamos prever.

Ares Parra recomienda, no obstante, no tomar ambos conceptos como antagónicos, sino como complementarios. Tan importante es desarrollar una actitud proactiva y estratégica como tener desarrollada una capacidad de respuesta reactiva. No es lo mismo, en este sentido, la actitud pasiva, que sí es una actitud negativa frente a los problemas. Por tanto, siguiendo estas reflexiones: 

(1) la conducta proactiva es opuesta a la pasiva, no a la reactiva y

(2) la actitud reactiva, aunque adecuada, suele tener un alto coste puesto que nunca evita la aparición de un problema, sino que reacciona cuando éste ya ha sucedido.

Ante un entorno tan sumamente dinámico y cambiante como el que nos rodea, es necesario esforzarnos en desarrollar una actitud proactiva para evitar los costes derivados de la solución de los problemas que ya han aparecido.

A tenor de todo lo dicho, podría decirse que es posible ser eficaz teniendo una actitud reactiva, por cuanto el responsable público puede tener la habilidad de solucionar problemas, pero si atenemos a la diferencia entre eficacia y eficiencia, no es posible ser eficiente teniendo una actitud que no sea decididamente proactiva, pues sólo la proactividad reduce los costes de las actuaciones que se emprenden y ello es el núcleo del concepto de eficiencia.

Por último, habría que subrayar que siendo considerada la proactividad como una competencia, y no como un rasgo innato de la personalidad, es posible desarrollarla. En este sentido, resulta indispensable que la formación de responsables y directivos públicos sitúe al desarrollo de la proactividad en el centro de sus planteamientos.



[1] Baena de Alcazar, Mariano. “Base teórica y capacidad gerencial en la formación de Directivos”. Conferencia pronunciada en el I Symposium de Institutos de Administración Pública, Barcelona, diciembre de 1987.

[2] Canales Aliende, Jose Manuel “El Directivo Público”, publicado en Actualidad Administrativa, Revista Semanal Técnico Jurídica de Derecho Administrativo nº7/ 12 pp 151 – 161.

[3] Antonio Ares Parra. Dr. en Psicología y Catedrático de Psicología Social en la Escuela Universitaria de Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otros artículos, “La conducta proactiva como conducta estratégica” (2011).

 

 

Comparando Indicadores

04.12.2015 14:21

Hace varios meses escribí un post en este mismo blog en el que reflexionaba sobre qué características deberían tener unos indicadores de gobernanza para ser adecuados a su objetivo y que garantizaran además la comparabilidad. El enlace en el que dicho post puede ser consultado es el siguiente: https://curso-experto-liderazgo-politico.webnode.es/news/sobre-la-eleccion-de-indicadores-de-gobernanza/

Al hilo de los debates en torno a la creación y comparación de indicadores, he querido en esta ocasión hacer un pequeño experimento con indicadores que permitan extraer algunas conclusiones sobre ellos y sobre los países que representan. Para este pequeño experimento he acudido a dos fuentes diferentes: los estudios de Transparencia Internacional (TI) sobre Corrupción percibida por los ciudadanos en los distintos países y, por otro, los Indicadores de Buen Gobierno analizados por el Banco Mundial (BM).

Así pues, he tomado, en primer lugar, a los diez países que se encuentran más en los extremos de percepción de la corrupción, según el estudio 2014 de TI. En los primeros cinco la corrupción percibida por los ciudadanos es altísima, mientras que en los cinco últimos la corrupción percibida es ejemplar (porque es mínima). En la comparativa he añadido a España por lógica curiosidad. Estos países son:

Mayor corrupción percibida

Iraq - Sudán del Sur – Afganistán – Sudán – Somalia - Corea del Norte

Menor corrupción percibida

Dinamarca - Nueva Zelanda – Finlandia – Suecia – Noruega - Suiza

A continuación, he tomado los Indicadores de Buen Gobierno diseñados por el Banco Mundial y he buscado los valores obtenidos en cada uno de esos países. Dichos valores se encuentran, para todos los indicadores, entre -2.5 y +2.5, y son los siguientes:

1. Control de la corrupción: la medida en que se ejerce el poder público en beneficio privado, incluidas las formas de corrupción en pequeña y gran escala, y el control del Estado por minorías selectas e intereses privados.

2. Eficacia del gobierno: la calidad de los servicios públicos, la capacidad de la administración pública y su independencia de las presiones políticas, y la calidad de la formulación de políticas, así como la credibilidad del compromiso del gobierno con dichas políticas.

3. Estabilidad política y ausencia de violencia/terrorismo: la probabilidad de que el gobierno sea desestabilizado por medios inconstitucionales o violentos, incluidos actos de terrorismo.

4. Calidad normativa: la capacidad del gobierno para establecer políticas y reglamentaciones adecuadas que permitan y promuevan el desarrollo del sector privado.

5. Imperio de la ley: el grado de confianza de los agentes en las reglas de la sociedad y su nivel de acatamiento —incluidos la calidad del cumplimiento de los contratos y los derechos de propiedad, la policía y los tribunales—, así como la probabilidad de que se cometan delitos y actos de violencia.

6. Voz y rendición de cuentas: la medida en que los ciudadanos de un país pueden participar en la selección de su gobierno, así como la libertad de expresión, la libertad de asociación y una prensa libre.

Lo que quiero comprobar es si existe una correlación clara entre la transparencia y buen gobierno en un país y la percepción de la corrupción que tienen sus ciudadanos. Dado que el gráfico que obtenemos es enorme (once países a diez variables cada uno), para simplificarlo he calculado en primer lugar la media de datos (suma de los valores obtenidos en cada indicador entre número de indicadores). El gráfico resultante es el siguiente:

Fuente: elaboración propia

Nota: no he conseguido que salga la palabra "Dinamarca",

tendría que salir justo debajo de "Nueva Zelanda",

y le corresponde la primera barra azul que se ve en el gráfico

 

Estamos comparando, pues, lo que nos dice el informe de TI sobre percepción de la corrupción (dato subjetivo) con lo registrado por el BM a partir de fuentes secundarias (dato objetivo). Por orientarnos, en el gráfico Somalia sería el país cuyos ciudadanos perciben una mayor corrupción de las instituciones y Dinamarca el país cuyos ciudadanos perciben menos corrupción. Las barras azules, por su parte, corresponden a la media de los valores obtenidos en los seis indicadores analizados por el BM y que, salvo error u omisión, serían datos objetivos tomados de distintas fuentes nacionales.

Así pues, en Somalia los datos objetivos y los subjetivos concuerdan (lo que perciben los ciudadanos con lo que dicen los datos del BM), pues en ambos casos se hallan en la peor situación. Curiosamente, en Corea y Afganistán la situación reflejada por el BM es mejor (dentro de lo malo) que lo percibido por los ciudadanos, o al menos si lo comparamos con Sudán y Sudán del Sur.

En los países occidentales la correlación es más clara: la percepción ciudadana está positivamente relacionada con los valores que aporta el Banco Mundial, con leves variaciones entre unos países y otros. Me pregunto si uno de los elementos a tener en cuenta en la interpretación de estos datos no sería el nivel de exigencia de la ciudadanía. Me explico: unos ciudadanos que exijan gran calidad democrática a sus gobiernos podrían denominar "corrupción" a pequeñas cosas que ya quisieran para sí los ciudadanos de otros países sacudidos de verdad por situaciones de corrupción insostenibles... Pero esto de por sí ya daría para otra investigación.

En España, por su parte, los datos del BM reflejan que nos encontramos a considerable distancia del “top 5” mundial – y no es constructivo compararnos con los países por debajo del umbral de la decencia, por lo que no lo haremos. Baste decir que nos situamos en el puesto 37 de un total de 174 países según TI.

Si te ha interesado el análisis, puedes echar un vistazo al gráfico completo que incluyo a continuación. En él podrás ver el resultado obtenido en cada uno de los indicadores del Banco Mundial.

 

Fuente: elaboración propia

La verdad es que el trabajo con ambas fuentes es un placer, tanto Transparencia Internacional como el Banco Mundial ofrecen bases de datos con las que es muy fácil trabajar, compara y sacar conclusiones. Os dejo el enlace a ambas:

Banco Mundial: https://databank.bancomundial.org/data/reports.aspx?source=indicadores-mundiales-de-buen-gobierno

Transparencia Internacional: https://www.transparency.org/cpi2014

Espero que os haya gustado!

 

 

 

 

 

 

 

 

En esta entrada vamos a realizar un ejercicio de análisis de la presencia online de Pablo Iglesias, líder de Podemos. Nos centraremos en su figura como líder y no en el partido político que representa aunque, como veremos, a veces el límite entre uno y otro es muy difuso. 

Aunque la profesora nos pide que analicemos a algún "líder mundial" e Iglesias no lo sea exactamente, sí es cierto que la novedad y particularidades del personaje, calificado como “el político europeo más influyente en redes sociales” por El País, lo hace idóneo para el análisis.

Realizaremos en primer lugar una Presentación para saber quién es Pablo Iglesias, analizaremos luego las Claves de su comunicación y, por último, repasaremos los Canales que utiliza para comunicarse en Internet.

 

1. Presentación

Pablo Iglesias es profesor de la Universidad Complutense y eurodiputado de Podemos desde el pasado mes de Mayo, cuando su partido consiguió un sorprendente éxito al obtener 5 eurodiputados - llevando registrado como partido tan sólo 4 meses y con un presupuesto ínfimo. En la actualidad, Iglesias y su formación son motivo de análisis y de apasionados debates no sólo por el contenido de su mensaje, sino por su increíble poder movilizador, heredero sin duda de la campaña “Yes, we can” de Obama en el 2008.

Antes de constituir Podemos, Iglesias se hizo famoso gracias a su participación en debates y tertulias televisivas, a los que saltó desde su programa de televisión local “La tuerka” invitado por cadenas de opuesta ideología a exponer sus argumentos en estos programas. Y lo hizo, vaya si lo hizo. Su mensaje directo, su tono pausado, su memoria prodigiosa para los datos, su enorme seguridad y su habilidad para empatizar con los telespectadores y provocar reacciones airadas en sus contrincantes le lanzó al estrellato muy pronto. Hoy, se cuentan por millones las veces que los videos de sus apariciones televisivas han sido vistos en Youtube.

La fuerza de Pablo Iglesias en las redes sociales se ha trasladado a la vida real para convertir, como expresó muy acertadamente “La Voz de Galicia·, “los hashtags en votos”. No en vano, como ya hemos comentado, El País lo catalogó como “el político europeo más influyente en redes sociales”.

 

2. Claves de su comunicación:

2.1. Estrategia:

Tras analizar su presencia en internet, sus objetivos parecen ser, entre otros:

(1) Utilizar las redes sociales y resto de herramientas de Internet para llegar a un público heterogéneo y disperso, pero conectado

(2) Construir un mensaje para los indignados en formato multimedia

(3) Transmitir de forma clara y sencilla este mensaje

(4) Apelar al hartazgo e inmovilismo de la gente y devolverles la ilusión (podemos).

Para lograrlo, utilizan la táctica de la confrontación directa al enemigo (las élites políticas y economicas de España), apabullándoles con sus conocimientos de Historia, economía y política (su curriculum académico es brillante), cuestionando su integridad y su decencia, acorralándoles, demostrandoles que no les tiene miedo y, en definitiva, convirtiéndose en el representante / salvador de un pueblo empobrecido, frustrado, abandonado y, sobretodo, cabreado. Pablo Iglesias les anuncia, bien alto y bien claro, que va a acabar con ellos.

2.2. Análisis de su mensaje.

El objetivo en este punto sería analizar si Pablo Iglesias tiene un buen mensaje que transmitir, y vaya si lo tiene: en una época de desesperanza como la que vivimos a cuenta de la crisis económica, humillados encima por los incontables casos de corrupción de políticos y banqueros, anunciar que es el momento del cambio, que el pueblo va a tomar el poder y que sólo así recuperará la dignidad que "la casta" le ha robado, es absolutamente acertado. Recoge toda la insatisfacción de la ciudadanía y con ella monta su mensaje.

Como ponente, Pablo Iglesias se explica muy bien, con gran claridad.

Sus mensajes giran siempre en torno a estas ideas:

- Los políticos no defienden nuestros intereses, sino los suyos propios.

- Las élites nos roban y nos ignoran.

- El sistema en general está corrupto.

. Se ha perdido el humanismo y la justicia, sólo importa el dinero y el poder.

- Todo eso puede cambiar.

- Podemos recuperar nuestra dignidad.

- Todos juntos, podemos.

 

Su estilo, tanto en las redes sociales como en la vida real, es muy ameno. Es decir, es mucho más fácil quedarte escuchándolo a él, estés o no de acuerdo con sus palabras, que a cualquier otro político monotónico y aburrido.

En las redes sociales, al menos en los contenidos escritos, Pablo Iglesias realmente no habla, sentencia:

“Para las élites, el sufrimiento de la gente no es más que una molestia para sus cómodas vidas”

"Que el gobierno tenga que retirar la ley del aborto es un símbolo de que se puede.”

“Las diferencias políticas quedan en un 2º plano cuando los q no conocen más patria q su dinero hablan de negocios”

“En democracia decide la gente. No somos súbditos, somos ciudadanos.”

“¡El pueblo unido jamás será vencido! ¡Claro que Podemos!”

 

2.3. Cuidar el lenguaje

Lo que me ha resultado más llamativo al escuchar varios vídeos de Iglesias es la "musicalidad" que adopta su voz en determinados contextos, y que me resulta curiosamente similar a los poetas modernos que participan en cualquier PoetrySlam, y desde luego más parecido a esto que al tono del resto de políticos. Y ello tanto por el contenido emocional de sus palabras como, sin ninguna duda, por el ritmo, la cadencia y la entonación. En este punto he realizado, por curiosidad, una pequeña búsqueda y añado en este cuadro distintos enlaces a vídeos: el primero del mismo Iglesias, los dos siguientes en inglés los he puesto para que sea más fácil concentrarse en la “musicalidad” sin distraerse con el contenido del mensaje. .

Intervención de Pablo Iglesias en el Parlamento Europeo. Atentos a la cadencia en el corte 0:18, 1:20 y 2:28.

Tonya Ingram “Sixteen” (inglés)

https://bit.ly/1r3miy7

https://bit.ly/1pknsRE

Denice Fohman “Borders” (inglés)

Marçal Font “Me falta de ti” (español)

https://bit.ly/XndOHf

https://bit.ly/1uJRtjt (aviso de su tono erótico en algún punto)

https://bit.ly/1ucRdYH otro ejemplo del mismo autor, más suave

 

Así pues, premeditado o no, su tono es radicalmente distinto al del resto de políticos, tanto cuando “recita poesía” como cuando ataca al contrincante, arrinconándolo con su tono firme y convencido cual apisonadora en marcha, algo que la mayoría no sabe hacer con su discurso plano, políticamente correcto, insulso. Pocos se salvan: Revilla, Javier Nart, etc. podrían tener un tono algo más ameno, pero escuchar al resto es mortal.

Los marcos mentales que activa en las mentes de los oyentes son:

Justicia: Justicia social (comida, techo, sanidad, educación para todos, sin privilegios)

Justicia: Justicia legal y moral = Castigo para los corruptos (los ladrones, a la carcel)

Defensa propia: Nosotros (por el oyente) podemos hacerlo (¡Indignaos!)

 

2.4. Comunicación directa.

Pablo Iglesias es directo en su forma de expresarse, aunque en redes sociales lo que hace es mimetizarse con el público al que habla para formar un "nosotros", frente a sus adversarios y enemigos, que son "ellos". Para mimetizarse con su público, utiliza una vestimenta correcta, nada pretenciosa, sencilla y desenfadada: pantalones “chinos” o de pinzas, vaqueros, camisas, jerseys de cuello redondo. A veces, una corbata fina en un cuello desabotonado. Es un profesor, un trabajador, un ciudadano; nunca un político - entendido como un miembro de "la casta".

A partir de la imagen que construye (que corresponde a la suya propia), está en disposición de que su público le considere "uno de los nuestros".

 

2.5. Storytelling.

Iglesias utiliza muy a menudo historias propias en su discurso, especialmente en sus mensajes en vídeo. Habla de su infancia, de sus padres trabajadores, de su barrio. De la edad que él tenía cuando Cañete ya iba en coche oficial, de anécdotas de su vida y de otras personas a las que ha conocido. En su blog, se define doblemente como profesor y como ciudadano, queriendo dar un perfil cercano y humano. Como ciudadano, da apenas una pincelada: “desde joven estuve implicado en los movimiento antiglobalización y por el cambio social.”

 

3. Canales que utiliza en Internet para comunicarse:

3.1. Blog https://pabloiglesias.org/

El líder de Podemos no parece conceder mucha importancia a su blog, que no actualiza desde Mayo de 2014. Es un formato sencillo, en el que concede la misma importancia a la imagen que al escrito: con un menú de solo cuatro puntos (dos de ellos con apenas unas frases) uno de ellos es dedicado a vídeos de su apariciones públicas y el otro a artículos escritos.

El blog se mantiene vivo porque se alimenta de su perfil de Twitter, cuyas actualizaciones aparecen publicadas a la izquierda de la página principal. Posiblemente fuera realizado para la campaña europea y abandonado tras las mismas. Sorprende que no se actualice, al menos, una vez al mes...

 

3.2. Twitter: @Pablo_Iglesias_

Sin duda, su herramienta estrella.

Su foto de cabecera es muy elocuente: de fondo y muy fácilmente reconocible la manifestación del 15M en Madrid, pero sin que aparezca en imagen ningún cartel con dicho acrónimo con el fin de reflejar que viene del 15M pero no es el 15M. Lo dice la definición que acompaña a su perfil: “El 25M ha sido solo el principio. Es hora del cambio. ¡Claro que podemos!” Tres frases cortas, tres mensajes: (1) quiénes somos o de donde venimos, (2) qué queremos y (3) llamada a la movilización ciudadana.

Su foto de perfil es desenfadada, alejada del político de chaqueta y corbata (aunque lleve esta última, pero la lleva suelta y sin chaqueta), su gesto es de determinación y seguridad y su foto está tomada desde arriba, al igual que la foto de cabecera, como si aquella fuera un “zoom” de ésta. Bajo su cara, el logo de Podemos. En el caso de Pablo Iglesias y Podemos, el hombre es el partido y el partido es el hombre.

Iglesias se unió a Twitter en junio de 2010 y esta es su actividad desde entonces: Tweets 8 261, Fotos/Videos 878, Siguiendo 1 765, Seguidores 548K, Favoritos 3 546

Resulta interesante destacar que tiene más éxito él como individuo que el partido al que representa. Datos del perfil de Podemos en Twitter: Tweets 12,2K, Fotos/Videos 1.461, Siguiendo 1.145, Seguidores 354K, Favoritos 704…y eso que Podemos tiene unos 15 o 20 gestores de redes sociales.

Algunas estadísticas de su perfil en Twitter correspondientes al último año: más de 3000 tuits, una media de 10,42 al día, y mucha interacción con otros tuiteros, como denota el hecho de haber sido mencionado, retuiteado e interpelado en numerosas ocasiones. Resulta curioso que sólo en 1 de cada 10 tuits ha utilizado un hashtag, luego parece que su papel no es posicionarse a sí mismo ni a su Partido, sino crear el contenido “jugoso” que otros posicionarán por él, algo que veremos de nuevo al analizar su página de Facebook.

 

3.3. Facebook

https://www.facebook.com/IglesiasTurrionPablo

Misma imagen de portada que Twitter, pero cambia su foto de p

 

erfil. Su expresión, con los ojos entornados y la mirada en la distancia, parece querer emular a un visionario, pero a mí personalmente me parece que transmite que es prepotente o que trama algo… ganaría con una foto mirando a cámara, o ladeada pero con la mirada más abierta, más transparente.

En su página de Facebook Iglesia pone sus reflexiones personales, noticias de interés o inserta sus propios tuits pero, al igual que sucede con Twitter, no busca “crear comunidad” porque no pone temas a debate ni invita a participar en su muro (las típicas preguntas de “Y tu, ¿estás de acuerdo con esta medida?”). Eso no impide que la gente participe y comente, y no se pone ningún filtro (al menos visible) a los comentarios. De hecho, los ataques en su perfiles de redes sociales son frecuentes (el coletas, el telepredicador, el ególatra, populista y chavista,… o directamente “friki”, como le catalogó el sociólogo popular Pedro Arriola) pero ahí quedan, en su muro sin filtrar, como muestra de que “están nerviosos”, frase repetida por Iglesias cuando se le pregunta por los ataques que recibe.

 

3.4. Youtube

Sin duda, Pablo Iglesias debe su éxito mediático a sus apariciones en los debates televisivos, especialmente la Sexta e Intereconomía, y de ahí que sean miles los videos subidos a Youtube y millones sus reproducciones. Si buscamos “pablo iglesias” +podemos en Youtube aparecen innumerables páginas con videos de Pablo Iglesias en debates, conferencias, entrevistas, etc. Además de muchos otros que hablan de él, pero sin estar él presente.

Hay un canal Podemos (https://bit.ly/1uepnLA) y un canal que incluye “Todos los vídeos relacionados con el trabajo de PODEMOS en la Eurocámara #podemosEU” (https://bit.ly/1wt2WnI). En ambos casos, Pablo Iglesias es el claro protagonista.

 

4. Conclusión

En definitiva, y como indicábamos al inicio de este análisis, la figura de Pablo Iglesias ha sabido aprovechar su conocimiento de Internet, su cercanía a la gente joven y conectada y su carisma televisivo, para triunfar en las redes sociales por encima, y con mucha diferencia, del resto de políticos con muchos más años de experiencia, convirtiéndose en el claro paradigma del político 2.0 en España.

 

Este post ofrece respuestas y reflexiones a las cuestiones planteadas por el profesor Aldeguer en la materia "Ética Pública" dentro del "Master en Diseño, Gestión y Evaluación de Políticas y proyectos públicos" acerca de los lobbies en la Unión Europea.

Pregunta: Debería permitirse el reconocimiento de los lobbies en las instituciones públicas, generalmente, las de carácter representativo y con potestades normativas-legislativas. ¿Bajo qué circunstancias? ¿Qué límites cabría reconocer?

El objetivo teórico de los lobbies no es malo: aportar a la clase política planes, ideas y propuestas de tipo económico, social o normativo que fomenten el desarrollo en Europa y eviten la pérdida de competitividad. En este sentido, actuarían como asesores cualificados y tendrían la misión de transmitir a los políticos "el pulso de la situación" y la importancia de que sus intereses se vean recogidos. Es una forma de que el político escuche a los afectados antes de presentar una propuesta de ley, redactar una política o lanzar un proyecto. Esta es la versión que defienden quienes lo practican y seguramente muchas personas trabajen con este objetivo. Lo malo es que el interés general del desarrollo económico o social del conjunto de Europa SIEMPRE va a estar supeditado al interés particular de la empresa o grupo de empresas que representa cada lobista. En el documental “The Brussels Business” se ve claramente que esta cooperación entre el sector privado y el público abre unas puertas que nadie parece saber a dónde llevan.

Así pues, no veo mal que existan lobbies en las instituciones públicas, siempre que su funcionamiento sea transparente y que los distintos intereses de los ciudadanos y las empresas estén representados equilibradamente. Hay que tener en cuenta el desequilibrio que se produce entre quienes pueden pagar a los lobbies para que defiendan sus intereses y los que no. Es la misma situación de quien puede pagarse un buen abogado y el que no. La única manera de igualar eso sería creando lobbies “de oficio”. He leído en el post de Amparo García que algunos lobbies están financiados por la propia Comisión Europea, eso me parece una buena idea.

En EEUU, por ejemplo, la actividad de los lobbies está hiper regulada: hay un manual de 575 páginas con normas para los lobistas. Por su parte, en España, en el último Debate sobre el Estado de la Nación se propuso - y el Congreso aceptó - regular por fin la actividad de los lobbies.

Pregunta: ¿Cómo cabría regular el reconocimiento de estos lobbies y qué instrumentos de transparencia y códigos de conducta podrían establecerse? Valore críticamente, por sus lagunas, defectos o virtudes, el Código de Conducta que consta en el Registro de Transparencia de la Unión Europea (accesible https://ec.europa.eu/transparencyregister/info/homePage.do?locale=es).

El Código de conducta es bastante genérico, pero en todo caso es un documento necesario para empezar a impregnar de honestidad y transparencia las relaciones entre la industria y la política europeas. Me parece interesante, por ejemplo, la posibilidad de que cualquier ciudadano, a través de la página web del Registro de Transparencia, pueda denunciar incumplimientos del código de conducta.

Pero yo añadiría al menos dos exigencias más, a sabiendas de que no serían bien recibidas por los integrantes de los grupos de presión – ni por sus interlocutores en la política:

(1) las reuniones sólo podrán realizarse en las instalaciones de la Comisión Europea o locales designados por ésta. De dichas reuniones quedará constancia escrita siempre, incluyendo acta de la misma. Nada de reunirse en enclaves paradisíacos ni en las dependencias de las empresas interesadas.

(2) las reuniones serán siempre grabadas y las grabaciones, públicas, como sucede con los plenos de los ayuntamientos o de las Cortes. Entiendo que habrá reuniones en las que se discutan asuntos estratégicos para la competitividad europea y que su difusión causaría un claro perjuicio a la misma.  Sólo en estos casos se evitaría la difusión, pero no así la grabación, que deberá quedar custodiada y disponible en caso de investigación – con orden judicial.

Así pues, las reuniones que tengan lugar fuera de los lugares establecidos o que no sean grabadas habrán vulnerado el código de conducta, serán consideradas deshonestas y sus participantes amonestados o cesados, según la gravedad del asunto. De esta forma resultaría más sencillo detectar las irregularidades, ya que aquella conversación entre un lobista y un político que no puede grabarse, no debe producirse.

También debería ser obligatorio que en la elaboración de un informe se incluyera con qué entidades se trataron los temas que allí se recogen. Otros requisitos para regular la existencia de los lobbies son los ya indicados en el Registro de Transparencia de la UE: que sus objetivos sean claros, explícitos y transparentes (que estén publicados), que no se permita la “compra” de favores políticos bajo ninguna circunstancia (si hay que invitar a comer, que sea en el restaurante del Parlamento), etc.

Por último, está la cuestión de la voluntariedad. En estos momentos incorporarse al registro es algo voluntario, pero en mi opinión debería dejar de serlo en el futuro.

Pregunta: ¿Qué intereses puede haber para que se regule la función de los lobbies? O, por el contrario, ¿Qué intereses, en dirección opuesta, pueden alegarse para que no se produzca tal regulación como, entre otros casos, sucede contemporáneamente en España?

En contra de la regulación, lógicamente, estarían las grandes corporaciones multiacionales que quieren que se legisle a su favor sin que se les siembre el camino de obstáculos, y que tienen medios económicos suficientes para comprar dos veces las instituciones de la UE con todos sus ocupantes dentro. Aunque podría darse la vuelta al argumento y que algunas entendieran que este registro les hace más “amigables” a la opinión pública, evitando verse envueltas en acciones “sospechosas de ilegalidad”, ya que hoy en día todo se filtra a la opinión pública y esta es una buena forma de “blanquear” sus actuaciones. El ejemplo podría ser el de las grandes empresas que han suscrito manifiestos para evitar la explotación de niños, mejorar la calidad de vida de sus trabajadores en países desfavorecidos, etc. Puro marketing y “lavado de cara”, pero bienvenido sea.

A favor de su regulación: los propios políticos para mejorar su imagen, los activistas sociales para tener mejor acceso a la información sobre los posibles “tejemanejes” de pasillo, los agentes anticorrupción, etc. En definitiva, todo aquel que trabaja a favor de la transparencia en la gestión pública.

De todas formas, como punto final pesimista a este post, habría que resaltar que - tal como sugiere el ya mencionado documental "The Brussels Business" - en la actualidad los "think tanks" están sustituyendo silenciosamente a los lobbies, con lo cual la regulación de los segundos alimenta el crecimiento de los primeros, en un proceso que más que de "sustitución" podríamos llamar de "mutación" de unos en otros.

(Actualizado el 25 de Enero de 2016)

En este post me gustaría reflexionar sobre la importancia de que los avances tecnológicos y la aplicación de las TIC a cualquier entorno se haga en el momento adecuado. No siempre la administración va con retraso respecto a la tecnología disponible. A veces, se intenta implementar una tecnología o un servicio cuando sus usuarios potenciales – tanto destinatarios finales como miembros de la administración involucrada - aún no están preparados para ello. Para ilustrarlo, me gustaría exponer un ejemplo de proyecto de eDemoracia que se vio perjudicado por haberse introducido antes de tiempo, cuando no se había producido todavía el necesario cambio cultural en la organización.  

El proyecto en cuestión se diseñó durante el año 2004 en la Comunidad Valenciana, estando previsto su lanzamiento para mediados de 2005. En aquel momento, la Generalitat Valenciana acababa de lanzar su tercer plan de desarrollo de telecomunicaciones, Avantic 2004 – 2010, que sucedía a Moderniza.com y a PEMAV (Plan Estratégico para la Modernización de la Administración Valenciana). Enmarcado en el ámbito del eGobierno, el objetivo del proyecto era desarrollar nuevo cauce de participación ciudadana: los sondeos on line.

Los beneficios para la Administración local, provincial o regional era poder tomar el pulso a la opinión ciudadana de una forma más directa y para cuestiones “del día a día”, sin tener que esperar a encuestas genéricas sobre el grados de satisfacción, valoración del políticos, etc. Por su parte, los ciudadanos podrían participar en el diseño, implementación o evaluación de algunas políticas públicas que les afectaban. Todo ello respondía a uno de los objetivos fundamentales señalados en los sucesivos planes de modernización: acercar la Administración al ciudadano.

Los responsables públicos decidirían qué cuestiones querían proponer a la ciudadanía, y cada ciudadano elegiría sobre qué cuestiones querría mostrar su opinión a los políticos.

Se trataba de una sencilla web en la que cada ayuntamiento o Diputación podría “colgar” las preguntas que quisiera para sus ciudadanos (elección de una zona verde, reforma de horarios comerciales, protagonistas del pregón de fiestas,…). El proyecto, impulsado por la Secretaría Autonómica de Telecomunicaciones y Sociedad de la Información y diseñado por la Fundación OVSI, tuvo en cuenta:

  • Desde el punto de vista técnico: qué tecnologías serían las más adecuadas, cómo sería la plataforma para que los usuarios tuvieran acceso a la información y pudieran participar, el interfaz de usuario para que el responsable público pudiera introducir los temas que quería proponer, el software de tratamiento de datos, etc.
  • Desde el punto de vista operativo: se diseñaron los procesos y flujos de información, desde que el político decidía someter un tema a debate, hasta que la información le llegaba en forma de estadísticas y porcentajes.

Cuando todo estuvo listo, el proyecto fue presentado a la unidad de la administración pública valenciana que se encargaría de gestionarlo. La acogida inicial del proyecto fue más que positiva, ya que resultaba realmente innovador para el momento: tan solo algunas administraciones americanas o europeas habían desarrollado actuaciones semejantes. No olvidemos que estamos hablando de 2005, momento en el que, aunque Internet era ya de sobra conocido en España (se había introducido en 1997 a escala ciudadana), no existían las redes sociales, no todas las administraciones tenían ya página web, ni tantos ciudadanos como hoy en día contaban con conexión a Internet, por no hablar de que la movilidad e inmediatez que aportan hoy los smartphones era entonces ciencia ficción.

Pues bien, tras la cálida acogida inicial, el proyecto fue paralizado “para su análisis” cuando se llegó al siguiente punto: ¿qué se hace con la información recogida? Es decir, una vez que el responsable público ha lanzado un sondeo para conocer la opinión ciudadana, y el público contesta, ¿qué pasa con esas respuestas? La publicación de aquellas respuestas resultó ser un tema tremendamente espinoso, ya que exponía al político y a sus actuaciones de manera innecesaria, según la mentalidad de ese momento.

Las opciones eran:

  • Publicar los resultados obtenidos, exponiéndose a la repercusión mediática, las críticas de la oposición y la protesta ciudadana – en caso de no ser favorables.
  • Publicar los resultados que se consideraran adecuados, incluso si no correspondían con los recabados realmente…
  • No publicar los resultados, lo cual haría que la herramienta perdiera interés y utilidad para el ciudadano en poco tiempo, amén de las críticas por la falta de transparencia.

Pues bien, los responsables del proyecto – el departamento de la Administración regional para el que fue diseñado - no fueron capaces en aquel momento de reaccionar ante lo que consideraron una amenaza y el proyecto murió finalmente en un cajón. Aunque se trataba de un tema totalmente acotado y controlado – en todo momento se tenía el control sobre qué y cómo se preguntaba - resultaba impensable que un político se sometiera voluntariamente a una exposición pública de aquel calibre. Nada que ver con la tremenda exposición pública de hoy a través de las webs, blogs y perfiles en redes sociales de los políticos, a veces gestionadas por ellos mismos y a veces por sus gabinetes, pero en todo caso totalmente expuestas a los comentarios y opiniones del resto de internautas.

Al revés que en aquel momento, hoy en día no resultaría creíble un político de un cierto rango que no pusiera a disposición del ciudadano un cauce para que este transmitiera su opinión – sea un blog o un perfil en Twitter -  e incluso después de hacerlo, que no contestara jamás a las opiniones o comentarios vertidas en ellos por los ciudadanos.

Hoy, podríamos decir que el cambio cultural ya se ha producido, al menos en parte.

Reflexión tras la visualización del documental "El ataque de los nazis", de Frank Capra

“El ataque de los nazis” pertenece a una serie de documentales encargados por el gobierno de EEUU a Frank Capra para explicar a los americanos por qué tenían que luchar en Europa contra Alemania. Se trata por tanto de propaganda y se entiende que son una reacción al documental “Triunfo de la voluntad popular” que proyectaban a su vez los alemanes para motivar a sus propias tropas.

El documental explica el plan de expansión militar de Hitler y cómo este se basaba en una ciencia conocida como geopolítica. Hay que decir que los dos pilares de la ideología de Hitler eran el racismo (la pureza de la raza aria y la necesaria lucha contra otras razas que la corrompían, ocupando un lugar protagonista la judia) y la búsqueda del “espacio vital” o Lebensraum. Es para esta segunda pieza clave del nazismo que se utiliza la geopolítica que describe el documental de Capra.

Relacionando este documental con una de las lecturas de la asignatura, “El racionalismo en la política”, pareciera que Michael  Oakeshott pensaba en Hitler y el nazismo cuando escribió dicho ensayo, ya que innumerables pasajes del mismo podrían muy bien estar describiendo a este dictador. No obstante, el movimiento nazi, al menos en sus orígenes, se oponía radicalmente no solo a la democracia y al liberalismo, sino específicamente al racionalismo.  El movimiento había nacido ligado al romanticismo alemán, que añoraba un pasado heroico y autoritario, caracterizado por las ansias de dominación (ver alusiones en el documental a las palabras de Otto Von Bismark primero, Guillermo I después y Hilter en último lugar), por encima de la modernidad y la democracia. Un pasado que glorificaba sus orígenes y su raza, conceptos que quedaban recogidos en la tradición volkisch, considerada preludio del nazismo (que por cierto hereda de ella a la esvástica como símbolo). En definitiva, la nazismo supone una rebelión contra ideologías desprovistas de espiritualidad como el racionalismo y el positivismo.

Así pues, mientras que la milimétrica organización política y militar y la búsqueda de argumentos científicos para apoyar sus acciones nos harían pensar que el nazismo es una suerte de ideología racionalista, lo cierto es que su inspiración es totalmente romántica y tan sólo acude a la “razón” para justificar una política de hechos consumados, y no como una fuente generadora de conocimiento.  Se apoya por tanto en la técnica y la metodología científica para lograr (y justificar) unos objetivos establecidos de antemano.

¿En qué punto parece que convergen ambas corrientes? Por ejemplo en la descripción que Oakeshott hace de la mentalidad racionalista en política. Así, dice este autor, el racionalista en política tiene el carácter del ingeniero, que saca adelante su proyecto apuntalándolo de técnicas, sin que su trabajo esté atado a nada que no sea el cumplimiento de su tarea, sea ésta construir una autopista o dinamitar un puente, o análogamente construir un argumentario racista o dinamitar una minoría étnica. Es un trabajo organizado, profesional y concienzudo, que tiene una base científica y una detallada organización técnica. Esta descripción recuerda enormemente a la gigantesca maquinaria ideológica, militar, social y administrativa puesta en marcha para ejecutar los planes de Hitler, apoyada entre otras cosas en ciencias como la genética y la geopolítica, como hemos podido ver en el documental de Capra.

Además, otros puntos de semejanza serían el hecho de que al racionalista en política le inspira la “necesidad sentida” en cada momento, y su satisfacción debe ser prioridad absoluta, o la idea ( Voltaire, Platón) de que la mejor manera de tener una buena ley es quemar las anteriores y empezar de nuevo, algo que sucedió con la Constitución de Weimar (aunque no fuera derogada formalmente). En el documental mismo se citan unas palabras de Hitler muy significativas: "Mi lema es: destruir por cualquier medio que sea necesario, el nacional socialismo redefinirá el mundo". O, por supuesto, el que la evanescencia de la imperfección sea una de las bases del racionalismo, cuando es también el argumento que justifica la eliminación de razas “no puras” para preservar la pureza de la raza suprema.

Así pues, da la sensación de que el nazismo como ideología nace rechazando al racionalismo, mientras que el nazismo ya puesto en práctica (ya en el poder) se aprovecha de sus preceptos en algunas cuestiones como medio para consolidarse y seguir creciendo.

 

Una verdad incómoda

01.02.2014 22:53

 

“Una verdad incómoda” es una producción audiovisual de carácter divulgativo que cuenta, en formato de documental, la lucha del ex Vicepresidente de EEUU y Premio Nobel de la Paz Al Gore por concienciar a la opinión pública acerca de la necesidad de que el clima entre de manera urgente en la agenda de los políticos. Tras años de intentar, desde los distintos puestos en la administración y en la vida política americana, que el ejecutivo priorizada las cuestiones medioambientales, Al Gore se da cuenta de que sin la presión de la ciudadanía, los políticos no agendarán el problema y por tanto no buscarán solución al mismo. Y sin información objetiva y concienciación, la ciudadanía no verá lo necesario que es actuar. Es por ello que despliega en dos su estrategia inicial de presión a los gobiernos añadiendo esta segunda estrategia de concienciación a las bases.

Analizando este documental y posteriormente el texto "El análisis de los policy networks ¿una nueva perspectiva sobre la relación entre políticas públicas y Estado?", podemos ir desgranando las características de la policy network que allí se cita:

Los grandes actores de este conflicto son el gobierno (aunque se cita el americano, podría generalizarse a cualquier gobierno), las grandes corporaciones y la sociedad civil:

  • Los gobiernos hacen oídos sordos a los movimientos en defensa del medioambiente, tachándolos de catastrofistas, poco rigurosos e interesados.
  • Las grandes compañías productoras de energía “sucia” como las petrolíferas o eléctricas, o bien altamente contaminantes como la química, la maderera o la automovilística, que presionan al gobierno para que no tome partido, mientras ponen en marcha su propia maquinaria propagandística  con el objetivo de descalificar los datos aportados por los defensores del clima. Desde la organización de Al Gore se les señala como “Los negadores” (The deniers), causantes del poco éxito que tienen muchas de las campañas “verdes” que se lanzan, ya que se dedican a sembrar la duda y la desconfianza en el discurso de los defensores del medioambientes, cuando el 97% de los científicos no tiene duda de que los datos son ciertos.
  • Los defensores del medioambiente, por su parte, acusan a los gobiernos de no admitir un problema porque eso significaría tener que resolverlo y no quieren, no saben y no les interesa. Dentro de este grupo tiene un gran peso la comunidad científica, citada constantemente a lo largo del documental, pero sobretodo la ONG que está detrás del documental y de este movimiento de ámbito internacional: “The Climate Reality Project”, cuya estructura comentaremos más adelante.
  • Un elemento imprescindible de esta red es la figura misma del Ex Vicepresidente y Premio Nobel Al Gore, que se erige como abanderado de esta política y la convierte en su objetivo vital, entrando dentro de la calificación de “empresario político” que proporciona, como ya hemos visto, no sólo el contenido ético y divulgativo, sino una parte importante de la financiación a esta causa.

El ámbito de actuación de esta red es internacional, aunque el documental retrata el esfuerzo del protagonista por concienciar concretamente al pueblo americano para que presione a su gobierno a que suscriba el protocolo de Kioto.

Las funciones básicas de esta issue network (red temática) son: (1) crear concienciación (raise awareness) entre la ciudadanía para que influyan en los políticos y (2) presionar directamente en los políticos actuando como un lobby medioambiental para que éstos incorporen el clima en sus agendas de manera urgente.

Por su parte, las relaciones entre los distintos actores son diferentes: entre los gobiernos y las grandes corporaciones se adivina estrecha y coordinada, y entre estos dos y los defensores del clima se adivinan inexistentes o, cuanto menos, bastante difíciles.

Para analizar el grado de institucionalización y estructura de esta red, debemos remitirnos directamente a su eje central, la ONG “The Climate Reality Project”. Esta organización cuenta con las siguientes características estructurales:

  • Fue creada en 2011 por la fusión de otras dos organizaciones creadas también por Al Gore en 2006: “Alianza para la protección del clima” y “El proyecto climático”.
  • Opera a través de ocho oficinas internacionales en Australia, Canada, India, Indonesia, Méjico, Sudáfrica, Turquía y el Reino Unido.
  • Cuenta con una Board of Directors que trazan las líneas generales de actuación.
  • Su actividad se centra en el lanzamiento de multitud de iniciativas de promoción, formación y difusión, como la creación de un canal online para debatir y proponer soluciones (“24 hours of reality”), o de una red de líderes medioambientales (“Climate reality leadership corps”), entre muchas otras.
  • En la actualidad, hay unos 6.000 líderes medioambientales – voluntarios - trabajando en la difusión de este proyecto en más de 100 países. Se calcula que estos voluntarios, que han sido formados personalmente por Al Gore, han realizado cerca de 70.000 presentaciones (con un formato similar al que vemos en el documental) a unos 7 millones de personas.
  • La organización está activa en la actualidad en unos 30 países.

Esta organización, como hemos visto, se ha financiado en gran parte con las ganancias obtenidas por la emisión del documental y el libro del mismo nombre, así como por fondos privados, principal y destacadamente los del propio Al Gore.

Por úlitmo, la estrategia de cada uno de los actores se ha ido exponiendo a lo largo del artículo, pero la resumiremos de la siguiente manera: el gobierno hasta ahora se resiste (el americano ha pasado de hacer oídos sordos a mostrar preocupación moderada, sin asumir grandes compromisos), las grandes corporaciones se centran en sembrar la duda, siguiendo la estrategia que ya en los 70 utilizaba la industria del tabaco para luchar con los datos científicos que indicaban el grave perjuicio para la salud de los fumadores y, por último, la lpolicy network medioambiental tiene la doble estrategia de concienciar a las bases y presionar a las élites.

 

Como ejercicio de la asignatura del profesor José Manuel Canales - Gobernanza Democrática, participación ciudadana y sociedad civil - se nos propone que apuntemos cuales serían unos buenos indicadores de gobernanza que, además, fueran fácilmente comparables entre países. Es la cuestión de los indicadores y la "comparabilidad" entre las distintas unidades objeto de análisis un tema que me interesa profundamente y con el que he tenido ocasión de lidiar en numerosas ocasiones. Por ello, me gustaría bordear la propuesta concreta que se nos realiza y abordar esta cuestión desde el punto de vista metodológico o, lo que es lo mismo, poner de manifiesto aunque sea de forma resumida las peculiaridades que rodean al análisis basado en indicadores, quedando mi brevísima propuesta para el final de este post.

Así, creo que este ejercicio tiene dos implicaciones metodológicas diferentes: (1) cuales podrían ser unos buenos indicadores de gobernanza y (2) cómo hacer para que estos sean comparables entre países o territorios.

1. La elección de unos buenos indicadores de Gobernanza.

Parece obvio indicar que, para la elección o diseño de unos indicadores adecuados de Gobernanza, el primer paso es acudir a la definición exacta del término (o aquella que nos interese a efectos del análisis) para, a continuación, desagregarla en tantas dimensiones como creamos necesario para asegurar que todas ellas son medidas de alguna manera y puedan aportar información al fenómeno en su conjunto.

Gobernanza, según la Real academia de la lengua, es “El arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo el sano equilibrio entre el Estado, la sociedad y el mercado de la economía”. Así pues, vemos que hay dos cuestiones claves para definir la Gobernanza: una es que afecta a tres ámbitos (estado, la economía y la sociedad), suponemos que por igual, y otra es que busca que estos se desarrollen de forma sostenible y equilibrada.

Los indicadores que seleccionemos deben poder aportar información sobre Estado, sociedad, mercado económico, sostenibilidad y equilibrio. Este marco conceptual que estamos apuntando podría trasladarse a una matriz de indicadores que, de forma muy básica e intuitiva, podría ser la siguiente:

En esta tabla o matriz, A, B, C, D, E y F son un conjunto de indicadores que aporten información sobre las diferentes dimensiones del fenómeno de la gobernanza:

A – indicadores que miden la relación o las actuaciones que un Gobierno realiza sobre el Estado mismo para logar su desarrollo

B - indicadores que miden la actuación que un Gobierno realiza sobre el Estado, y que demuestran que dicha actuación es sostenible o busca la sostenibilidad

C y D – idem para las actuaciones que afectan al ámbito social

E y F – idem para las actuaciones que recaen en el ámbito económico

¿Cuántos indicadores sería adecuado elegir para cada cuadrante? No hay respuesta clara: dependerá de los recursos materiales y económicos de los que se disponga y/o de la profundidad del análisis que se quiera realizar.

El concepto de equilibrio puede ser sacado de esta matriz, ya que en ella se incluyen indicadores para cada ámbito por separado, mientras que el concepto de equilibro alude al sistema en su conjunto. ¿Cómo medimos si el sistema es equilibrado? Podríamos concluir, nuevamente de forma intuitiva, que si los tres ámbitos estudiados obtienen un nivel de desarrollo similar, si avanzan con la misma intensidad y contribuyen cada uno a la sostenibilidad del sistema, entonces se está cumpliendo el principio de equilibrio. Si, por el contrario, uno de los ámbitos aparece como proporcionalmente más desarrollado (cuenta con más recursos, es beneficiario de un mayor número de actuaciones o proyectos públicos, etc) frente a los demás, no se estaría cumpliendo el principio de equilibrio.

Diferentes instituciones de prestigio proponen indicadores de gobernanza (Banco Mundial, OCDE, ...), muchos de los cuales pueden ser encajados en las anteriores casillas. Si nos propusiéramos hacer un trabajo recopilatorio, iríamos seleccionando aquellos indicadores utilizados por estas y otras fuentes que se ajustaran a nuestro análisis, es decir, que pudieran ser colocados en las casillas de la matriz propuesta si consideramos que aportan información sobre las actuaciones a nivel social, económico y estatal, tanto por incidir en su desarrollo como en su sostenibilidad.

Pero si lo que queremos es generar indicadores nuevos, el trabajo de diseño debería pasar por un proceso que incluyera los siguientes aspectos:

  • Definir cual es el objetivo del análisis que queremos realizar, en nuestro caso, medir el nivel de Gobernanza alcanzado por un país determinado.
  • Diseñar un Sistema de Indicadores y volcarlo en una matriz similar a la anterior, añadiendo otras variables como si el indicador describe una política ya realizada o que está en proyecto, si es coyuntural o estructural, la objetividad o subjetividad de los datos recogidos (por ejemplo, un indicador puede recoger los cauces de participación que el gobierno pone a disposición de la ciudadanía – dato objetivo – y otro la percepción que el ciudadano tiene acerca de dichos cauces – dato subjetivo).
  • Especificar el objetivo del indicador (“medir la participación ciudadana”, “medir la inversión en infraestructuras”,…).
  • Nombrar el indicador de forma clara (“Grado de corrupción percibida por los ciudadanos”, “Nivel de desarrollo de los servicios de administración electrónica”,…)
  • Definir los parámetros de respuesta (Porcentaje sobre un total, números absolutos, respuesta dicotómica, puntuación dentro de un continuo,…)
  • Identificar el ámbito al que pertenece (social, económico, estatal) y si da cuenta del nivel de desarrollo alcanzado o de la búsqueda de sostenibilidad (o el resto de variables que formen parte de la matriz que se proponga).
  • Identificar el método de recogida de información adecuado o la fuente que proporciona el dato (OCDE, Eurostat, etc)
  • Otros aspectos metodológicos importantes como la coherencia del indicador (que mida lo que realmente quiere medir) y su consistencia ­(que las respuestas tengan sentido a lo largo del tiempo).

Este trabajo es absolutamente necesario para que la información que se obtiene sea útil. En ocasiones, el indicador es utópico, los recursos limitados, las respuestas demasiado dispares como para tener coherencia, etc. La estadística es una ciencia que se presta enormemente a la manipulación y a la “tortura” de datos. Dos personas pueden apoyarse en los mismos datos para defender ideas contrapuestas. Por ello, es tan importante la adecuada recogida de la información como la interpretación que de ella se realiza.

Una vez pasada la criba y seleccionados un grupo determinado de indicadores que midan las distintas dimensiones del concepto, podríamos decir que tenemos un sistema de indicadores útil para medir el grado de Gobernanza de un país o territorio determinado.

2) La posibilidad de comparar el mayor o menor estado de desarrollo del concepto de Gobernanza entre países o territorios a partir de estos indicadores.

A lo largo de la historia, muchas de loables iniciativas de medición y comparación de realidades a partir de indicadores entre distintas unidades (poblaciones, territorios,…) han sido imposibles o, peor aún, han seguido adelante sabiéndose imposibles pero en aras de un objetivo político concreto.

¿Cuales son los principales obstáculos a la comparación entre dos territorios, por ejemplo dos municipios? Por enumerar sólo algunas:

- Su tamaño: hay municipios de 1.500 habitantes y de 250.000.

- Sus características orográficas: los hay cerca de rios y puertos y otros perdidos entre las montañas, que necesitan de inversiones en infraestructuras para su desarrollo.

- Su fuente de riqueza: hay municipios eminentemente agrícolas y otros en la costa, dedicados casi por entero al sector servicios.

- La densidad de la población: los hay con 3 habitantes por km2 y con 1.000. 

- Su historia política reciente: los hay recién salidos de una dictadura y otros con una democracia consolidada

...y un largo etécetera.

Si la comparación se realiza entre muncipios pertenecientes a distintas regiones europeas o americanas, las diferencias se multiplican.

La posibilidad de comparar indicadores entre distintos territorios pasaría, por encima de todo, debería cumplir los siguientes requisitos:

  • Ser recogidos por la misma fuente de manera centralizada o descentralizada (por ejemplo, en el caso del Eurostat, a través de las correspondientes oficinas regionales del INE) o fuentes con metodología homologada.
  • Ser recogidos utilizando las mismas herramientas y con los mismos parámetros estadísticos, se trate de datos obtenidos a partir de encuestas, de investigación documental, o a partir de la observación directa.
  • Contar con la participación de todos los actores implicados en el fenómeno a medir para diseñar una herramienta de medición que recoja todas las posibles aristas del mismo. 
  • Ser diseñados tras un amplio análisis y debate en el que se minimice al máximo la influencia de las diferencias territoriales en el dato obtenido.
  • Evitar en la medida de lo posible la utilización de índices sintéticos (los que son creados a partir de varios datos diferentes), ya que el posible error se multiplica exponencialmente.
  • A la hora de exponer los datos, contextualizar lo más posible los mismos, indicando claramente tanto el margen de error, como la desviación del dato respecto a la media o incluso los factores externos pueden influirles, para ayudar a la comprensión del dato en sí mismo y en comparación con los datos del resto de países. Si decimos que el 20 es el dato de habitantes por km2 en Europa, y que este dato tiene una desviación típica de +/- 15, es casi más importante resaltar la heterogeneidad del dato que la media del mismo.
  • También a efectos de presentación de los datos, hay que huir de comparar lo incomparable, o de ordenar en un ranking datos que pertenezcan a realidades muy distintas. Por mucho que nos seduzcan los rankings, el mundo es diverso y reducir la realidad a un ranking en ocasiones la falsea. Esta forma de presentar los datos es útil cuando las realidades a comparar son suficientemente homogéneas.

Toda esta exposición no pretende otra cosa que aportar algo de información acerca del trabajo que conlleva el diseño de indicadores y lo importante que resulta acudir siempre a fuentes objetivas, transparentes y fiables desde el punto de vista científico, para el estudio de los mismos.

Finalmente, a los indicadores propuestos por mis compañeros de curso en las diferentes aportaciones que han realizado en sus blogs, añadiría, con el fin de estudiar el fenómeno de la Gobernanza, indicadores que pudieran medir:

I. En el ámbito de la participación ciudadana: no sólo la cantidad o calidad de los cauces puestos a disposición del ciudadano para que opine sobre políticas que les afectan, sino indicadores sobre la incidencia real de dicha participación en el diseño de políticas, es decir, qué hacen los responsables públicos realmente con las sugerencias y propuestas que les llegan de los ciudadanos. Muchas administraciones han abierto cauces de participación pero, sorprendentemente, pocas garantizan una escucha activa de las mismas o, más aún, casi ninguna demuestra de qué forma tiene previsto incluir la opinión que le llega del ciudadano en sus políticas y actuaciones. Ejemplo de estos indicadores podrían ser:

Indicador: "Publicación de los resultados de las consultas ciudadanas" (respuesta múltiple)

Posibles respuestas: No se publican - Se publican en el Diario Oficial - Se publican en la web del Ayuntamiento - Se informa por escrito a los actores implicados - Etc

Indicador: "Existencia de un procedimiento para la inclusión del resultado de las consultas ciudadanas en las acutaciones del gobierno local"

Posibles resupuestas: No existen procedimientos escritos - Existencia de comités internos para la inclusión de la opinión ciudadana en el diseño de políticas - Existencia de un procedimiento escrito para incluir la opinión ciudadana en el diseño de políticas - Existencia de una herramienta de evaluación del grado de inclusión de la opinión ciudadana en el diseño de políticas - Etc

II. En cuanto a transparencia política y accountability: por encima de todo, diseñaría indicadores para medir el grado de cumplimiento de los programas electorales al cabo del primero, segundo, tercer y cuarto año (en el caso español) de mandato. Los programas electorales deberían elevarse a la categoría de contrato y si no se cumplen alguien debería responder con ello y no sólo en las urnas. Si yo prometo algo y luego no lo cumplo - y no lo justifica un acontecimiento impredecible, digamos un desastre natural que se lleve una parte importante de los recursos - no debería ser suficiente con no repetir mandato porque, ¿quién devuelve al ciudadano los cuatro años de gastar el dinero en cosas distintas a las prometidas y por las cuales ese partido fué elegido? Algunos ejemplos podrían ser:

Pregunta: "¿En qué medida cree que el gobierno está cumpliendo el programa electoral con el que acudió a las elecciones?" Responda del 1 al 10 siendo 1 “no lo está cumpliendo en absoluto” y 10 “lo está cumpliendo íntegramente”.

Respuesta: del 1 al 10.

Pregunta: "¿En qué ámbitos cree que el gobierno cumple en mayor medida lo indicado en su programa electoral?"

Respuestas: Justicia - Sociedad - Educación - Sanidad - Economía - Etc

En este caso, además, debería haber toda una batería de indicadores objetivos, más allá de la percepción ciudadana, que permitieran demostrar lo más posible el grado de cumplimiento de los programas electorales. Un sistema que midiera este esfuerzo a lo largo de los sucesivos gobiernos, siempre el mismo sistema o con muy pequeñas variaciones, precisamente para poder comparar entre los distintos gobiernos o entre distintos períodos de tiempo. Hoy en día parece indudable que la clase política, al menos en España, necesita renovarse de manera profunda, y quizá forzándoles a responder por las promesas no cumplidas sea una buena forma de empezar a educarles en una mayor responsabilidad de la que ahora manifiestan.

 

Hay un elemento que introduce esta película en las reflexiones que el profesor Sanmartín nos invita a realizar sobre los sistemas políticos. No sé si voluntariamente por parte del profesor, o por el hecho de ser Tempestad sobre Washington una película tan cargada de contenido útil para debatir, pero el hecho es que entre las muchas conclusiones que pueden sacarse este magnífico film, la sensación que me queda es que la política es algo así como un gran juego, con sus propias reglas - tanto escritas como tácitas - pero nada más que un gran juego.

En la película, tanto los partidarios como los detractores del nombramiento de Leffingwell como Secretario de Estado, se encargan de “mover los hilos” necesarios para lograr sus objetivos. Pero la película deja de manifiesto que moverse en los límites de la legalidad, o incluso más allá, está permitido siempre que se respeten las reglas tácitas del juego. ¿Quién establece estas reglas? Los propios personajes o quizá deberíamos decir, los propios jugadores. No son reglas escritas, ni siquiera son reglas que todos acepten por igual. Son reglas tácitas que indican a los intervinientes en un juego qué está permitido y qué no lo está. Acuerdos, negociaciones, amistades, alianzas, secretos, incluso aceptación del perjurio… todo ello está permitido para hacer política. Pero del mismo modo, aquel que se salta las reglas (e introduce, por ejemplo, el chantaje personal) queda eliminado del juego. Es fácil adivinar el difícil futuro que le espera al chantajista dentro del Senado, con el desprecio y el vacío que le prometen sus compañeros. Dentro del senado, la película nos muestra los engranajes del funcionamiento oficial. Fuera, en los pasillos, fiestas, reuniones o encuentros fortuitos, nos muestra el funcionamiento real, en el que se manifiestan las reglas tácitas del juego.

De la naturalidad con que se aceptan todos y cada uno de los sucesos, la rapidez con que remontan de sus  victorias y sus derrotas, con que se sobreponen a los contratiempos, parece desprenderse el deportivo principio de que lo importante no es perder o ganar, sino participar. Parece como si todos hubieran aparcado sus verdaderas pasiones para jugar una partida, en la que nada es del todo falso ni del todo cierto y donde no parece haber nadie totalmente malo ni totalmente bueno. No parece haber nada personal en todo ello. Es sólo política, parecen decir los protagonistas: es sólo un juego de estrategia.

 

 

 

 

He visto la película “Vencedores o Vencidos” acerca de los juicios de Nuremberg y me ha parecido tremenda. Algunas partes del diálogo hacen saltar como si le hubieran salpicado a uno de repente con agua fría en la cara.

Para poner en situación a los lectores que no la hayan visto, la película relata el juicio a algunos altos funcionarios alemanas por presunta colaboración con el III Reich. Un juez americano es desplazado a Nuremberg para hacerse cargo de un juicio que, para empezar, otros jueces no habían querido asumir. ¿La razón? En palabras del protagonista: “No todos pensaban que cierta gente debiera ser juzgada”. Se refiere Spencer Tracy, en su papel del juez Haywood, a los conflictos que surgen por acusar a altos funcionarios ­ (jueces y Ministro de justicia del III Reich) de colaborar con el gobierno nazi para poner en marcha el Holocausto judío. ¿Cuál debe ser la respuesta de estos funcionarios a la exigencia del régimen asesino para que colaboren? No todo el mundo lo tiene claro. A lo largo de la película, fiscal y defensa argumentan a favor y en contra de su responsabilidad en dicho contexto.  

Lo importante de la película es que no sólo se juzga a los acusados, sino que todo el pueblo alemán se siente juzgado por su responsabilidad en los crímenes del Holocausto. Desde otra perspectiva, se estaría juzgando a toda la humanidad por haberlo permitido. Las posturas de los acusados bien podrían reflejar las diferentes posturas del pueblo alemán:

Primer acusado: No me arrepiento, era necesario para defender al pueblo alemán.

Segundo acusado: No soy responsable, el sentido personal de la justicia debe sacrificarse al orden legal establecido.

Tercer acusado: No es capaz de hablar, parece como si sólo en el juicio empezara a darse cuenta de lo espantoso de lo que había sucedido. Posiblemente nunca antes le había puesto cara a las personas que habían muerto por su actuación.

Cuarto acusado: Se declara culpable. Aunque no sabía la magnitud que tomaría la maquinaria del crimen que él ayudaba a alimentar, tiene claro que colaboró y que, por tanto, es culpable.

No obstante el dilema que plantea la responsabilidad de un funcionario en un régimen de estas características, en esta entrada quisiera reflejar otro gran dilema que plantea la película y que es recogido, tras el juicio, en la exposición final del fiscal, el coronel Lawson (Richard Widmark). El dilema es decidir con qué perspectiva se deben juzgar unos hechos. Las opciones parecen ser:

- Con la perspectiva del momento en el que fueron realizados: En este caso, habría que plantearse si algunos o incluso todos los actos de colaboración podrían enmarcarse, entre otras posibilidades (perdida de referencia, "cosificación" de la víctima, miedo,...), en un superlativo sentido del deber que, más allá de cualquier planteamiento moral, respondiera a la afirmación que realiza en su defensa uno de los acusados: “Un juez no legisla, hace cumplir las leyes”. ¿Podría encontrarse justificación para los actos de los acusados por haber sido realizados en un momento histórico en el que las leyes permitían e incluso animaban a la exterminación de una parte de la población? Los acusados podrían resultar inocentes desde esta perspectiva, ya que se consideraría que cumplían con su misión y que la responsabilidad de los hechos pertenecía a instancias superiores.

- Con la perspectiva del momento actual: Esta opción se refiere a la perspectiva objetiva, capaz de separar las circunstancias de aquel momento de los hechos en sí mismos. Un crimen es un crimen ahora y siempre y nada lo justifica. Desde esta perspectiva, los acusados serían totalmente responsables de sus hechos y, por tanto, declarados culpables.

- Con perspectiva de futuro: En ocasiones, una sentencia puede verse afectada por la búsqueda de un interés futuro desvinculado de los hechos en sí mismos. En este caso, podríamos hablar de politización del veredicto, ya que se intentaría que el juez mirara más allá de los hechos y de la responsabilidad de los acusados, buscando ayudar a conseguir un objetivo político o, como algunos lo llamarían, un bien superior. Desde esta perspectiva, los acusados serían declarados sólo parcialmente responsables de sus hechos, de manera que se diera credibilidad al juicio y contento a la comunidad internacional, sin perjudicar los intereses políticos o bélicos del país. En este caso, se trataba de que EEUU (país que había enviado al juez) necesitaba la ayuda de los alemanes en la guerra que estaba empezando en el momento en que el juicio sucede, y declarar culpable al pueblo alemán (según la interpretación que hemos apuntado al inicio de esta entrada) entorpecería las relaciones entre ambos países y, con ello, la posible colaboración alemana. Un caso similar sería aquel en el que se aplican sentencias leves o incluso se indulta a terroristas en aras de una pacificación de la zona.

Más allá de cuestionar qué debe hacer un funcionario en el contexto descrito, la película nos hace plantearnos cómo debe juzgarse un hecho: en la subjetividad del momento en el que sucede, en la objetividad del momento en que se juzga, o de nuevo en la subjetividad de un interés ajeno a los hechos. ¿Mi opinión? Lo segundo, quizá matizado en ocasiones por lo primero. Es decir: juzgar el delito atendiendo a posibles matizaciones provenientes de las circunstancias en las que el delito se produjo. Es lo que intenta hacer el juez: conocer el contexto real en el que se produjeron los actos, saber si la gente era conocedora o no, si podían evitarlo o no, antes de dictar sentencia.

El veredicto parece saltar sobre todas las cuestiones planteadas para volver a la esencia de la misión de un juez, que es impartir justicia. Desde todo punto de vista, y sean las circunstancias que sean, hacer cumplir una ley que manda a la cámara de gas a una familia inocente no es justo, y no hay juez que pueda eludir este hecho. Por encima de la ordenación jurídica nacional, internacional o interplanetaria, el concepto mismo de justicia fue vulnerado por los acusados y, por tanto, el juez los declara culpables.  

 

El Trilema de Rodrik

17.11.2013 09:51

En su obra "La paradoja de la globalización", el profesor de Economía Política de Harvard Dani Rodrik habla del "trilema político de la economía mundial" (Rodrik, 2000) y se refiere a él como un dilema a tres bandas al que se enfrentan los estados modernos como consecuencia de la globalización económica. Según esta teoría, existen tres fuerzas en juego en las actuales organizaciones político sociales (estados) que no son compatibles entre sí, no pudiendo convivir más que de dos en dos y siempre con el debilitamiento o eliminación de la tercera. Estas fuerzas o pilares del trilema son: (1) el Estado nación, (2) la democracia a nivel nacional y (3) la globalización económica.

Siguiendo el razonamiento de Rodrick, el Estado nación sólo puede integrarse plenamente en una economía mundial globalizada si se debilita su democracia interna y se renuncia a los principios del Estado del bienestar. En el siguiente escenario, el Estado nación puede convivir con una democracia interna solamente si se debilita su integración en una economía globalizada y, por último, sólo renunciando al modelo de Estado nación sería posible mantener los principios de la democracia en el marco de un entorno económico globalizado.

Puestos a elegir un camino, habría que plantearse la viabilidad de replantear acuerdos comerciales y de poner cerco a la globalización económica, habida cuenta de la fuerza de los grandes grupos de capital frente al poder real de los Estados, de manera que pudiera optarse por no debilitar el poder del Estado y mantener aún así su democracia interna. No soy optimista en este punto.

La segunad opción no sé si es viable, pero debería ser implanteable: se trataría de dar la espalda al principio democrático y a la protección social en aras de mantener un modelo de Estado que pudiera integrarse en (y viviera por y para) la globalización económica mundial. Si en mis manos estuviera, esta opción la descartaría.

Tras lo imposible y lo indeseable, nos queda, pues, la vía del debilitamiento de la soberanía del Estado para garantizar la conviencia de los principios democráticos con la globalización. A mi entender es la opción más razonable, aunque el camino no es en absoluto fácil: para "tejer" una democracia transnacional que legitime las decisiones tomadas por un gobierno europeo, es necesario fortalecer (o, directamente, hacer nacer) un sentimiento de "ciudadanía europea" que respalde ese proceso. Lamentablemente, esa opción está ahora más lejos que nunca, ya que la Historia demuestra que en momentos de crisis, en vez de la solidaridad internacional,  lo que afloran son los nacionalismos (a nivel político, otra cosa es la respuesta ciudadana antes desastres naturales o sucesos similares), y con el sentimiento nacionalista floreciendo en distintas regiones y estados europeos, la concienciación "europeísta" se antoja ahora más que difícil.

Así las cosas, parece que el proceso aún está inmaduro, pues sería necesario en los próximos años realizar el titánico esfuerzo de remontar la crisis, recuperar la credibilidad de las instituciones transnacionales, esperar que perdieran fuelle los sentimientos nacionalistas ahora en máximos, crear una ciudadanía europea que ahora no existe y dotarla de contenido real, reformar las instituciones europeas para que la toma de decisiones fuera respaldada por un verdadero proceso democrático y acabar creando un modelo federal similar al norteamericano.

No sé si todo eso es posible. Desde mi punto de vista, al menos es mucho más deseable que las otras dos opciones propuestas por Rodrik, así que valdría la pena luchar por ello.

Cerca del poder

10.10.2013 11:58

Hace unos días ví "13 días" y, a continuación, "El Conformista". Me llamó la atención los dos escenarios tan diferentes que dibujan una y otra, siendo ambas igualmente descriptivas de la relación que establecen los gobernantes de un país determinado con su entorno más próximo: el de los servidores públicos de mayor rango.

La primera, una democracia consolidada como la de EEUU, nos cuenta una crisis bélica que debe resolverse en 13 días y en la que sobretodo aflora una tensa lucha entre el presidente (junto a sus 2 asesores más cercanos) y la cúpula burocrática y militar (a la que bien podríamos llamar "lobby"). En este caso, se aprecia la gran fuerza que tienen ambos "contrincantes" y la imposibilidad de imponer, en el término más autoritario de la palabra, la opción que prefiere el Presidente frente a lo que quiere el "lobby". Antes bien, el Presidente debe negociar y convencer a los altos cargos de que apoyen la decisión que él toma en el convencimiento de que evitará males mayores. En todo caso, el lobby militar es consciente de su fuerza y se permite mostrar desacuerdo e incluso enfado en público (o al menos en mitad de los pasillos de la Casa Blanca).

Por su parte, la atmósfera que se respira en "El conformista" no tiene nada que ver. Es una atmósfera gris y opresiva. El protagonista decide voluntariamente colaborar con el régimen fascista - por razones puramente personales - en un entorno que no permite la más mínima libertad de expresión. Muy lejos quedarían situaciones como las descritas en la película anterior: aquí, quien no colabora es enemigo. Y si molesta demasiado, es ejecutado. Poco lugar para la disidencia ideológica o para la discusión o confrontación con el poder. Pocos comentarios críticos por los pasillos del Ministerio...

Respecto a la segunda película, me impacta más porque describe un mundo que me es más extraño, el de la dictadura y el miedo. En la primera, vemos a un lobby desplegar su poder y poner en jaque a todo un presidente del país más poderoso del mundo, algo característico de la sociedad y la época en que vivimos. Por el contrario, nada de eso es posible en "El Conformista", película en la que varias escenas impactan: la confesión del protagonista con el sacerdote, la conversación posterior con su amigo ciego, la confesión de su mujer al final, cuando le dice que sabe lo que había pasado años atrás con el profesor y su mujer ("pero eso te proporcionó un ascenso") ... Marcello decide apoyar una ideología y unas acciones perversas en la búsqueda de una "normalidad" de la que nunca se ha sentido parte. En un alarde de absoluta inmoralidad, el protagonista se va adaptando a lo largo de la vida a cada situación (no olvidemos que de joven fué alumno aventajado de su subversivo profesor) no sólo cumpliendo su "cometido" como funcionario profesional sino yendo más allá y llevando a cabo acciones innecesarias, como delatar a sus propios amigos para distanciarse de ellos a ojos del sistema. De entre todas las posibles causas por las que sujetos en principio normales deciden apoyar un régimen de este tipo no estaría en este caso el miedo ni la desinformación, sino más bien la falta de escrúpulos y, quizá, de fondo, la ambición personal de reconocimiento y poder.

 

Primer post

24.09.2013 14:07

Este blog sobre política y sociología fué creado dentro de los cursos realizados en la Universidad de Alicante a partir de 2013: el "Curso de Experto en Liderazgo Político" y posteriormente el "Master en Diseño, Gestión y Evaluación de Políticas y proyectos públicos". Desde el punto de vista personal, he cursado ambas titulaciones - y no otras - para ampliar mi cultura general en el campo de la política y la sociología en esta época tan convulsa como es la que nos está tocando vivir: inconformismo social y movimientos ciudadanos (primavera árabe, 11.M, etc), auge de nuevos partidos políticos en Europa, crisis del bipartidismo en España, crisis migratorias, terrorismo internacional, ... son fenómenos nuevos que demandan nuevos conocimientos y revisión de nuestros valores más arraigados.

Por otra parte, desde el punto de vista profesional, la capitalización de mi experiencia profesional de varios años en el sector público encuentra una via de complemento adecuada con la adquisición de los conocimientos teóricos y prácticos impartidos en estos cursos y en los que, espero, seguiré desarrollando sobre estas materias. Deseo adquirir la formación adecuada sobre política y proyectos públicos para poder incorporarla a mi labor de investigación, consultoría, publicaciones y, en general, a mi vida profesional. En definitiva, pretendo contar siempre con unos conocimientos y una titulación académica que me legitimen para cumplir mis objetivos profesionales en cada momento.

(Post actualizado el 25 de enero de 2016)

 

 

 

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